La hiperpigmentación es el término utilizado para describir las zonas de pigmentación desigual en la piel. Aparece en forma de manchas o zonas oscuras que hacen que la piel tenga un aspecto irregular. Estas manchas oscuras suelen denominarse manchas solares (o manchas de la edad) y la hiperpigmentación es también el síntoma de enfermedades cutáneas como el melasma y la hiperpigmentación postinflamatoria. El sol es la causa principal de la hiperpigmentación, ya que es la luz solar la que desencadena la producción de melanina, el pigmento que da color a nuestra piel, en primer lugar. Por eso, una protección eficaz contra los rayos UVA y UVB con defensa contra la luz visible de alta energía es el paso más importante que puede dar para ayudar a proteger su piel de la hiperpigmentación. 

Los protectores solares están disponibles en cuatro niveles diferentes de protección: bajo (factor 6 a 10), medio (15 a 25), alto (30 a 50) y muy alto (50+). Cuanto más alto sea el factor de protección, más protegida estará la piel, sin embargo, es importante aplicar el producto minuciosamente (sin dejarse ninguna zona) y volver a aplicar una cantidad generosa cada dos horas. 

Los rayos UVA ingresan en las capas más profundas de la piel. Estimulan la producción de radicales libres en la piel que causan estrés oxidativo y pueden provocar daños indirectos en el ADN (cuando los radicales libres modifican el ADN celular con el tiempo). Los rayos UVA son los que más se asocian al envejecimiento prematuro de la piel. También pueden desencadenar alergias al sol, como la Erupción Luminosa Polimorfa (PLE). Los rayos UVB también pueden provocar alergias, pero en menor grado. 
 
Los rayos UVB proporcionan la energía que la piel necesita para producir vitamina D y estimulan la producción de melanina, responsable del bronceado. No viajan tan profundamente como los rayos UVA, ya que sólo penetran en las capas más externas de la piel, pero causan daños más inmediatos, como las quemaduras solares. Los rayos UVB son absorbidos directamente por el ADN celular, lo que puede provocar enfermedades cutáneas como la Queratosis Actínica y el cáncer de piel. 
 
Ambos tipos de rayos UV pueden inducir hiperpigmentación y contribuir a la aparición de manchas solares (también conocidas como manchas de la edad).

El espectro de la luz solar consta de luz ultravioleta, visible e infrarroja. La luz solar visible puede ser detectada por el ojo humano, mientras que las demás permanecen invisibles. Una parte de este espectro visible tiene un alto nivel de energía y se conoce como luz visible de alta energía. También se denomina luz HEVIS, luz HEV, HEVL y, a veces, "luz azul" o "luz azul violeta". 
 
Al igual que los rayos UVA, la luz HEVIS ingresa en las capas más profundas de la piel y puede generar radicales libres. Estos radicales libres son una de las principales causas del fotoenvejecimiento (envejecimiento prematuro de la piel causado por el sol) y también pueden desencadenar la hiperpigmentación. 
 
Muchos protectores solares modernos ofrecen una protección eficaz contra los rayos UVA y UVB, pero le recomendamos que busque productos que también defiendan contra los efectos negativos de la luz HEVIS

La piel del rostro es más sensible a la radiación UVA/UVB y a la luz HEVIS que la piel del resto del cuerpo, ya que está expuesta al sol durante todo el año. La protección solar puede ayudarle a evitar los daños en el ADN celular causados por los rayos UV, el fotoenvejecimiento (envejecimiento prematuro causado por el sol) y la hiperpigmentación. Es importante proteger la piel del rostro siempre que se exponga al sol.