Con la edad, nuestra piel va perdiendo su elasticidad, volumen y densidad. ¿Las consecuencias? Se van formando pequeñas arrugas en el contorno de los ojos, frente y entrecejo, comisuras de los labios que apuntan hacia abajo, mejillas más planas y contornos faciales que inevitablemente se van desdibujando. Como la pérdida de volumen puede resultar difícil de describir, una referencia visual puede ser útil para identificarla. El "triángulo de la belleza" demuestra cómo la disminución del volumen puede hacer que el rostro tenga una apariencia negativa, triste o estresada. A la vez, esto puede dar lugar a percepciones incorrectas sobre el estado de ánimo o actitud de una persona.
En la actualidad se considera como particularmente atractivo tener un rostro de apariencia joven con una distribución pareja de volumen: pómulos realzados, mejillas abultadas, piel suave, línea de mandíbula bien definida. Estos atributos se combinan para crear una forma y estructura facial, que es más ancha en la parte superior y se angosta a medida que avanzamos hacia el mentón. La visión general es relajada y positiva.
A medida que envejecemos, los signos de la pérdida de volumen hacen que el triángulo se invierta encontrando el área más ancha en la parte inferior del rostro, con un aspecto envejecido.