
El estado y la apariencia de la piel son cruciales para la salud y el bienestar general de las personas. Cuando la piel está en buenas condiciones, trabaja arduamente para proteger al cuerpo de los factores estresores del medio ambiente tales como los agentes irritantes, alérgenos y microbios, regula la temperatura, se ve y se siente suave, relajada y bien hidratada e incluso tiene buen color. Hay muchos factores —internos y externos— que afectan al estado de la piel e influyen en su apariencia y en cómo se percibe. La piel hipersensible, por ejemplo, debido al debilitamiento de su función de barrera, es más propensa a la irritación que la piel saludable. Hay muchos factores en los que no podemos influir, pero también hay otros en los que sí podemos hacerlo. Un cuidado dedicado de la piel puede protegerla y darle una apariencia más joven por más tiempo.